El inventor del tornillo fue el griego Arquitas de Tarento (430-360 a.C.), al el se debe también el invento de la polea. Arquímedes (287-212 a.C.) perfeccionó el tornillo y lo llego a utilizar para elevar agua. También fue Arquímedes el que invento el tornillo sin fin. La utilización de roscas se remontan al tornillo de Arquímedes, desarrollado por el sabio griego alrededor del 300 a. C., empleándose ya en aquella época profusamente en el valle del Nilo para la elevación de agua.
Durante el Renacimiento las roscas comienzan a emplearse como elementos de fijación en relojes, máquinas de guerra y en otras construcciones mecánicas.
Pero no fue hasta la revolución industrial un elemento muy usado, principlamente porque debian ser producidos artesanalmente y nunca eran iguales, mucho menos la cavidad, agujero o tuerca en la que debia enroscar. Llegado el despertar de las máquinas este problema fue solucionado con la producción masiva con los mismos patrones. Igualmente habia un problema, los fabricantes producian medidas diferentes y era un caos el conseguir las mismas. Por ello en 1841 el ingles Joseph Whitworth (1803-1887) sugirió un paso de rosca universal para todos los tornillos fabricados en cualquier parte. Esta idea properó y hoy existe la rosca universal, pero no hay una solo rosca.
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